20 feb 2015

La clave está en la moderación



La CLAVE está en la moderación

Como productores de algo tan importante para el ser humano como el alimento, también nos compete transmitir a clientes, aliados y colaboradores información relacionada con buenos hábitos alimenticio, lo que en definitiva, también genera un mayor y más adecuado
consumo de nuestra oferta.

Muchas veces se piensa que dejar de comer contribuye a un buen estado de salud o perdida de peso. Todo lo contrario, en el consumo moderado, pero frecuente, está la clave para una buena alimentación, tal como la evidencia el siguiente artículo de nuestra experta colaboradora Consuelo Pardo. 

La gran recomendación en materia de alimentación es comer cinco veces al día: desayuno, refrigerio de la mañana, almuerzo, refrigerio de la tarde y comida en la noche; en porciones adecuadas a sus necesidades nutricionales y de salud. Está demostrado científicamente  que dejar de alimentarnos por periodos prolongados, ya sea por falta de tiempo o por evitar ganar unos kilos de más, lo único que produce es disminuir el gasto interno del organismo y que la siguiente comida sea más abundante y calórica, por la ansiedad que genera tener hambre.

Hoy día, la alimentación saludable considera que no existe alimento bueno o malo, o la mal llamada comida que engorda o chatarra; lo que se considera correcto o incorrecto son los "hábitos alimentarios" que, de acuerdo con las necesidades nutricionales de cada individuo o de la familia, en la cantidad propicia, van a tener un efecto saludable o no. No solo basta tener un consumo adecuado de los nutrientes de los alimentos, sino distribuirlos en forma óptima durante el día, para de esta manera aprovecharlos biológica y energéticamente.

Cuando realizamos una adecuada distribución de las comidas, evitamos la disminución del azúcar en la sangre y mantenemos una sensación de saciedad en el cuerpo que se refleja en estar activos.
Las premisas en alimentación y nutrición basadas en la evidencia científica determina que la formación de hábitos alimenticios se debe basar en las siguientes formas de alimentación: 

COMPLETA:
Debe contener todos los nutrientes. 

EQUILIBRADA:
Que guarde proporciones entre los nutrientes, lo que conlleva tener una variedad de alimentos en calidad y cantidad apropiadas.

SUFICIENTE: 
Que cubra las necesidades de la persona, para asegurar una buena nutrición y un peso saludable de acuerdo con el ciclo de vida en el cual se encuentre. 

ADECUADO: 
Acorde con gustos, cultura, disponibilidad de alimentos y economía de quien la consume.  

Por lo anterior, conocer los valores nutricionales que proporciona cada alimento le facilitará hacer una mejor elección. Por ello, las siguientes son las pautas generales de reconocimiento para una alimentación saludable. 

Ante todo, reconocer a la leche materna como único alimento y bebida, a libre demanda, de día y de noche, para los lactantes menores de 6 meses. Luego, seguir con la introducción de alimentos complementarios a partir de esa edad y continuar con la lactancia materna por lo menos hasta los 2 años. 

En niños y adolescentes, establecer el hábito alimentario de acuerdo con sus necesidades y prácticas locales, que protejan el crecimiento y desarrollo en esta etapa de vida. 

El adulto, sus hábitos alimenticios deben responder al cuidado de su composición corporal y al nivel de actividad física que desarrolle, incluyendo el oficio o labor que desempeñe. 

Hay que respetar las porciones que se deben consumir para alcanzar óptimos resultados. En el ámbito familiares deberán ser los padres quienes deben el ejemplo a sus hijos en cuanto los hábitos alimenticios, pues no se puede pretender que un niño coma sano y equilibrado si su papá  o mamá, o ambos, no lo hacen.

En los intermedios o refrigerios entre las comidas, de mañana y en la tarde, se deben ofrecer porciones de alimentos que contengan una pequeña parte de carbohidratos, con una porción de galletas, panes, pasteles, algo de proteínas, como queso o jamón o maní, cuyo valor calórico sea aproximado a 10 - 15% del total de la alimentación del día.

  • Croissant de jamón y queso, o solo queso, y jugo de fruta de cosecha. 
  • Galletas de avena y leche en cajita.
  • Tajadas de pan de uvas pasas y yogur 
  •  Sándwich de atún con jugo de frutas de cosecha.
  • Galletas integrales con un refresco, limonada o té.

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